LA CRÓNICA
por Nuria Martínez / Diana Martínez / fotos de Sara Del Canto @Sara_delCanto
A ver por dónde, empiezo a contaros lo que
sucede….Cuando
no sólo llenas festivales y salas de pequeño-mediano tamaño, sino que amplías
hasta dos veces, el aforo del más conocido Palacio de los Deportes de Madrid
(Barclays Center).
El
sábado 12.000 personas empezaban un concierto relajados y completamente en las manos de Mikel Izal y su banda. La cuestión era:
¿y ellos? ¿estaban igual de relajados? Imagino
que la presión de una multitud gritando tu nombre en medio de una sala sin eco,
inquieta hasta al más acostumbrado. Pero para el: ¡Todo es más divertido, si es complicado!
En mi opinión, la mujer de verde de la que
habla Mikel (no, la canción) “apareció en el escenario” a los veinte minutos de
concierto; destiló sus superpoderes y fue a partir de ahí, cuando la magia
inundó el estadio. Ukelele en mano, relajados y con muchas ganas, empezaron a
disfrutar casi más que nosotros mismos, que desde abajo, no paramos de saltar y
seguir al dedillo cada una de las canciones….y ¡Qué bien lo pasamos!
Empezando
de manera arriesgada con la conquista de Jenna
Fisher e intercalando canciones de su nuevo disco como En aire y hueso o Hacia el
Norte, hicieron un repaso de toda su carrera musical...
Bonito
detalle de la banda, dejar el instrumental a un lado y sentarse bajo una luz
cálida para hacer de cuatro canciones un “acústico” muy logrado.
Pero en
seguida volvieron a lo que la multitud pedía: menos Indie y más pop/rock. Y es que Izal ya no sólo recuerda a Vetusta o Love Of Lesbian , primeros
referentes de la crítica.
Dos horas de concierto dieron para satisfacer
a los “Teletransportistas”, a los que preferían la “Magia & Efectos
especiales” y a los más nuevos, que se unen en su último disco “Agujeros de
gusano”, cierre de su gira. Colaboraciones con Juan
Aguirre (Amaral), Jairo Zavala (Depedro) y Carmen París, acrecentaron el
escenario y las expectativas, sobre todo para Mikel, que orgulloso lo
argumentaba.
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