LA CRÓNICA
Texto de Blanca Gómez / Fotos de Javier Sanz
El jueves pasado Madrid acogió una gran fiesta de la música
en la sala Joy. Una fiesta en forma
de concierto como pocos recordaba mi mente.
Sobre las 20:00 ya contábamos con bastante público ansioso
de baile, y por suerte tuvimos la oportunidad de contar con un telonero que
supo dejar al público bien animado. El era Nilo
MC, y nos lleno la sala de ritmos cubanos, reggae, hip-hop y un toque de electrónica Nos trajo sus mejores temas, entre ellos varios de su
ultimo disco El sartén por el mambo: Arroz con mango, La
voz del rebaño, Don Quijote del Asfalto... Cada una
más rítmica que la anterior, y haciendo al público muy partícipe de la actuación.
Un micrófono, un ordenador, un sintetizador y una sonrisa
constante fueron los ingredientes perfectos para preparar a un público que ya
empezó a lubricar las caderas, cosa que mas tarde agradecimos en cuanto
llegaron los protagonistas de la noche.
Pocos minutos después de las 21:00 con la sala abarrotada de
gente ansiosa de rumba, aparecían los 7 miembros de La Pegatina entre saltos y risas, y poco después ya empezaban los primeros ritmos de 'Muérdeme', una de las fundamentales del grupo.
Siguieron con una antigua, 'Lerei', y con la primera de su último
disco 'Revulsiú': Ni chicha
ni limoná.
Este último disco acaba de ser publicado en este 2015, y es
el quinto disco de la banda catalana, y está teniendo un éxito abrumador. Era
de esperar teniendo en cuenta que su disco anterior, 'Eureka!', fue un bombazo
y consiguió que la banda se convirtiera en un fundamental de los festivales
veraniegos y de las fiestas españolas.
La banda catalana consta de nada mas y nada menos que 7
miembros: Adrià
Salas, vocalista y guitarra, Ovidi Díaz "Movidito" al
cajón flamenco y percusión, Ferrán
Ibáñez al bajo y contrabajo, Axel Magnani
a la trompeta, Romain Renard al acordeón
y la guitarra, Sergi López a la
batería y Rubén Sierra 'Pegatina' a la guitarra y los coros. Todos ellos demuestran en el
escenario una compenetración
alucinante y sobre todo, se nota la grandiosa amistad que les une.
Tras un brebe saludo y un bombazo de confeti,
el bolo continuó con temas como 'Lléname de veneno', 'La
Voisine', 'Sun bay 2', y el tema que da nombre al disco, 'El
revulsiu'.
Un tema rodaba tras otro, y todos conseguían
que el público saltase sin parar y se viera algún que otro pogo que hacia moverse a la masa eufórica que ocupaba
la pista.
No daban ni 1 minuto de tregua entre baile y
baile. Enseguida llegó entre otros 'La ciudad de los gatos negros',
'Malifeta',
y un clásico que define a la perfección lo que éramos todos durante esas dos horas, 'Gat
Rumberu'.
E hicieron un paréntesis para sacar a una
chica del público que tuvo la oportunidad de ganarse un DVD de La Pegatina por hacer un juego de imitación con Axel,
el trompetista de la banda. Y antes de que nos quisiéramos dar cuenta, ya no estábamos preguntando '¿Como
explicarte?' lo que nos gustan estos chicos.
Una botella de 'Celestina', Un 'Lacón
con grelos', que 'Olivia' no tire 'La
toalla', y un recordatorio que a veces nos costaba creer cuando la
banda nos decía 'No som
d'aqui'.
En la sala se notaba el calor que desprendían
todos los jóvenes
que no paraban de bailar, saltar y darlo todo con cada canción Y es que no podía ser de
otra manera teniendo en cuenta que los artistas se estaban dejando la piel en
cada una de las letras, tanto que poco después nos salieron 'Heridas
de guerra' de una noche perfecta.
Bajamos un poco el ritmo cuando sonó 'Amantes
de lo ajeno', y dedicaron 'Alosque' a todos aquellos que les
apoyaban durante sus 10 años de trayectoria musical.
Anunciaron el final, y cuando vieron las caras
tristes del publico las arreglaron con 'Non e fácile', las mejoraron con 'Miranda'
y las remataron con 'El curandero'.
Y luego vinieron las presentaciones. Tuvimos
espectáculo: una tanda de penaltis a Movidito (percusionista) mientras tocaba,
y varios trocitos de canciones que todos conocíamos (el tetris entre otras,
para que os hagáis
una idea) de la mano de cada uno de los instrumentos. Más tarde, un clásico de
la banda: una canasta gigante un balón que fue rodando entre el publico hasta que acabo marcando un
tanto en el escenario.
Y 'Una mirada' parecía que iba a ser
el final del concierto. Pero la banda debió oír que el publico coreaba 'No estamos solos, falta Mari Carmen', y
salieron de nuevo. Nos volvieron a hacer saltar con un tema de los grandes, 'Lloverá
y yo veré', y más tarde por fin llego 'Mari Carmen'. Parecía una
despedida perfecta hasta que la banda saludó, dio las gracias y pidió por favor que se hiciera
un hueco en la pista de la sala para tocar lo último entre el publico. Y
bajaron con un par de tambores, percusión y la trompeta, y terminaron un concierto perfecto con una
batucada rodeados de fans dando palmas y moviendo las caderas.
Definitivamente, un bolo como pocos. Divertidos
como nadie, rumberos como ninguno y con unos fans enamorados de los buenos
ritmos y de saltar hasta quedar exhaustos.
¡Bravo por La Pegatina!
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