por Alexandra Luke / Pablo Ruiz
Con motivo del vigésimo aniversario del grupo los Spin Doctors, tuvimos la gran ocasión de ver en concierto a los miembros originales de la banda en la sala Marco Aldany de Madrid.
Con motivo del vigésimo aniversario del grupo los Spin Doctors, tuvimos la gran ocasión de ver en concierto a los miembros originales de la banda en la sala Marco Aldany de Madrid.
Chris Barron, vocalista, Eric Shenkman, guitarra,
Mark White, bajo y el gran Aaron Comess a la batería demostraron que aún son
capaces de volver atrás en el tiempo y deleitar a sus fieles seguidores con
aquellos sonidos que tanto gustaban por aquel entonces, cuando la banda se
formó en 1990.
Pocket Full of Kryptonite llegó a ser tanto
un fenómeno musical como cultural y uno de los álbumes mejor vendidos de la década,
con más de cinco millones de copias en Estados Unidos más otros cinco millones
en el resto del mundo.
En esta ocasión, el
tan reclamado grupo nos deleitó con todas las canciones del disco que les llevó
a la fama, Pocket full of Kryptonite, comenzando por What Time is it?
hasta Lady, incluyendo dos de sus temas del nuevo disco If The River
Was Whiskey.
Nada más comenzar,
Barron transmitió su vitalidad y energía, no sólo con su voz, sino también con
las muchas y frecuentes acrobacias, demostrando su flexibilidad y carisma. Sus
movimientos de pierna al estilo arte marcial, combinados con su sentido del
humor, cautivaron a los espectadores, que por desgracia no llenaban la sala.
Todos esperábamos
impacientes el single del disco para bailar como él, pero quisieron
demostrar su gran talento musical antes. De repente, Comess empezó su solo de
batería. El público silbó y aplaudió durante los cinco minutos en los cuales
golpeó con gran precisión caja, bombo y charles. Mark White estaba
esperando su turno y cuando por fin empezó a rasgar las cuerdas, Shenkman tocó un
acorde, algo que pareció molestar al bajista. Se notó una pequeña rivalidad,
ocasión que aprovechó Barron para emplear sus dotes de seducción y atrapar a
todo el público con su mirada consiguiendo distraernos.
Por fin llegó la
esperada canción, cantada, bailada y aplaudida por todos. Entonces fue cuando
viajamos en el tiempo; y es que el grupo no ha perdido su sonido a pesar de que
hayan pasado tantos años; siguen conquistando escenarios.
Llegó el momento de
la despedida y lo hicieron a lo grande. Introdujeron dos canciones de su nuevo
album y Barron, con su acento americano, pero en castellano, nos invitó a
comprar su disco y compartir con ellos un rato más íntimo.
Fue un concierto
curioso, con notas del pasado, que merece la pena volver a escuchar.
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