Nuestro compañero Josechu Egido estuvo charlando una ratito para "¡Aquí se toca otra!" con Christina Rosenvinge en el restaurante DELIC, un lugar con mucho encanto situado en La Latina.
La charla no solo se centró en "Lo nuestro", el último y gran larga duración de Christina, editado este año 2015, si no que hablaron también de otros temas de actualidad.
Así nos lo cuenta la artista.
Después
de que se editara la caja recopilatoria Un caso sin resolver (Warner, 2011)
la inercia parecía llevarme a ese momento en que los músicos se dedican a
darse el gusto de regrabar sus clásicos (recoger la cosecha, lo llaman).
Pero
que quieren que les diga, mirar hacia atrás se me da muy mal. Si meto las
manos en los bolsillos siempre encuentro nuevas semillas que mutan gracias a la
experiencia y la curiosidad a partes iguales. Me es imposible negarme a
tirarlas al aire a ver qué pasa. En seguida me puse a componer otra vez. Las
canciones que sobrevivían a la criba las iba grabando en garage band. Pasaba
tanto tiempo entretenida con la programación y los arreglos que eso se
convirtió en una nueva forma de composición. Las circunstancias parecían
alejarme del pop confesional y el formato semi-elec- trónico encajaba
especialmente bien con la temática cuasi metafísica de las letras, que giraba
alrededor de las múltiples crisis que crecían a mi alrededor amontonándose
sobre mis pequeñas crisis personales, muy serias las primeras y muy cómicas
las segundas.
Escribir
sobre la catastrófica actualidad sin caer en tópicos me parecía tarea
imposible, pero después de varios intentos empecé a abordar cuestiones como
la responsabilidad social (“Alguien tendrá la culpa”), la
desigualdad de sexos (“La tejedora”), y estas me llevaron
a otras cuestiones más complejas como la construcción de la identidad (“Lo
que te falta” o “Segundo acto”) o la funcionalidad
de dedicarse al arte (“La absoluta nada” o “Liquen”),
a hacer algún recuento ligero de mi propia vida (“Romeo y los demás”),
inquietarme mucho por el futuro y finalmente, a falta de recursos filosóficos
más elevados, acabar llamando al tiempo “ese cabrón” y a la muerte “la muy
puta” antes de refugiarme con un corte de mangas en la urgencia del cuerpo y la
dictadura del presente con “Balada obscena”.
CHRISTINA ROSENVINGE
Lo nuestro (2015)
Por
el camino la inspiración llegó a través de la poesía de Luis Cernuda, el arte de Louise Bourgeois, el retrofuturismo del
visionario Nikola Tesla, escenarios
difusos del cine expresionista o del teatro del absurdo, New Order, Franco Battiato,
el canto de una india quechua, Bill
Callahan, Yoko Ono y no sé
cuántas cosas más.
Buscaba
un sonido que se podría definir como romanticismo industrial, es decir, plomo
en la base y ondas eléctricas expandiéndose hacia el cosmos, lirismo
expresado sin complejos. Otra vuelta de tuerca, vaya.
Las
canciones, aún humeando en la tableta, le iban llegando a Raül Fernández “Refree”, con el que he llegado a
una conexión musical casi telepática después de que me acompañara en la
última gira. Cuando tuve más de una decena empezamos a grabar. Era junio de
2013. Enseguida se hizo patente que tenía más sentido hacerlo así, entre los
dos, mano a mano y por capas, que montar una banda como había hecho otras
veces. Puntualmente aprovechamos los talentos de Mau Boada en la batería, y de Louise
Samson y Ferrán Palau de Anímic, junto a todos los niños que
pudimos pedir prestados para algunos coros. Raül entendió magistralmente todo y no paró de sacar conejos de
su chistera de productor en toda la grabación. Una vez terminado, a final de
verano, me pareció que un gesto rompedor como es este disco, no podía
publicarse bajo un esquema conservador. Así que, con la paciencia que da tener
alguna cana ya, me senté a esperar que pasara por mi puerta un nuevo convoy de
soñadores mientras reclutaba mi propia tropa de voluntarios, la ilustradora Paula Bonet entre ellos. Así es como
he llegado al Segell del Primavera.
El
título, Lo nuestro, saltó de un poema a la portada del disco por sí
mismo una mañana. En el poema me preguntaba, después de una larga
enumeración de opciones, en qué consistía “lo nuestro”: quiénes somos, qué
nos espera y qué es lo que nos pertenece es un tema presente en casi todas las
canciones. Estoy hecha un lío y hablo en plural, tampoco sé a quién llamar
"nosotros". Que quede claro que aunque apunto a cuestiones peliagudas
no tengo respuestas para nadie, lo que quiero es expresar con absoluta
contundencia la incertidumbre.
CHRISTINA ROSENVINGE
Entrevista en "¡Aquí se toca otra!" (Canal 8, Segovia, 09-12-2015)
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