La compañía de Aída Gómez volvió a triunfar
en Segovia, con un programa, con coreografías de Aída Gómez en su mayoría, incluía goyescas, pasodobles, jaleos,
alegrías, con música de Korsakov, Albéniz, Falla o Parrilla. Hemos aprovechado esta visita para hacer unas preguntas sobre su brillante carrera.
Aída
tiene el Premio Nacional de Danza 2004,
Premio Max a la Mejor Bailarina 1997,
Premio Teatro Juan Bravo 2009, Premio Cultura Comunidad de Madrid 2008,
y es la directora artística más joven del Ballet
Nacional de España.
Aída Gómez, en 1982, con
apenas catorce años, se incorpora a la disciplina del Ballet
Nacional de España, interpretando
desde un principio papeles de solista. En 1985 asciende a primera bailarina.
Actúa con las grandes figuras de la danza en todo el mundo. En 1997 inaugura el
Teatro Real de Madrid con El
sombrero de tres picos, trabajo por el que obtiene el Premio Max de las Artes Escénicas a la
Mejor Bailarina.
En
ese año crea su propia compañía, y en 1998 es nombrada directora artística del Ballet Nacional de España,
convirtiéndose en la persona más joven que ha ostentado este cargo. En los
siguientes años, Antonio Canales, José Antonio, crean coreografías para
ella, a la vez que ella realiza las suyas propias. En 2001 crea estrena ‘Salomé’,
con la dirección escénica de Carlos
Saura. Con este mismo cineasta participa como bailarina y coreógrafa en su
película ‘Iberia’, en 2004, año en el que recibe el Premio Nacional de Danza. También colabora con Bigas Luna en 2010 para crear una coreografía para el Pabellón de
España en la Exposición Universal de Shangai. Su última producción es ‘Adalí’
(2012). En la actualidad dirige el Festival
Internacional Madrid en Danza y este año ha sido galardonada con el premio Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid
LA ENTREVISTA
¿Por qué una niña llamada Aída Gómez
elige el mundo del ballet y de la danza como parte de su vida?
Todo
empezó muy pronto. Ten en cuenta que mi madre trabajaba en el Conservatorio, y
desde niña me llevaron allí. Después todos e encadenó y a mí me gustó mucho
desde siempre. Pensaban que iba para bailarina de ballet clásico y de hecho,
hice las dos carreras, una preparación integral y más amplia que he agradecido
después toda mi vida.
¿Cuáles son tus influencias más
directas? ¿En quién te inspiras para la creación de tus coreografías?
En
cuanto a influencias es un asunto para hablar largamente de ello. Te dejo unos
nombres básicos: Pilar López, Antonio Ruiz Soler, Antonio Gades, Maurice
Béjart. Trabajé desde muy joven con todos ellos, recibí sus correcciones y sus
consejos y no he olvidado una sola palabra, una sola instrucción de su
sabiduría. Ese es el mayor tesoro de mi carrera. En cuanto a la inspiración, no
es fácil decir de dónde viene y cuándo llega. Supongo que los músicos y los
poetas también tienen esta misma cuestión planteada así: hay algo de misterioso
o de ignoto, que no tiene otra lógica que una necesidad de sacar de dentro una
idea, un pronunciamiento en forma de arte. Y los motivos que los inspiran
pueden estar en un libro, en una música, en algo que te ha sucedido, en la
propia experiencia. A veces una coreografía es solamente baile, no narra nada
específico, pero los movimientos hablan de sentimientos, de dudas o de estados
de ánimo. Es por eso que siempre digo a mis bailarines que hay que estar
siempre alerta con el propio cuerpo y con la mente, no dejar pasar una idea,
anotarla, hacerla pasar por ti mismo, que ya luego, si vale, se convertirá en
coreografía.
¿Cómo trabajas con el resto de miembros
de la compañía?
Trato de que lleven mi ritmo y que entiendan mi rigor. Por ejemplo, la clase de
ballet todos los días, además de la práctica específica de los palillos y de la
danza española, y es por eso que les insisto a mis artistas siempre que no hay
domingos, ni vacaciones de playa, que hay que tener la barra siempre cerca, y
no la del bar, sino la del ballet. Después, hay que entablar una relación de
confianza a la vez que de respeto. La jerarquía es una de las bases para que
esta profesión funcione adecuadamente.
¿Qué respuesta has tenido del público en
tus espectáculos? ¿Qué haces para tu promoción?
Esto
también es complicado y largo de explicar. Acabo de volver de China, tuvimos
mucho éxito, pero ahí te das cuenta lo diferente que pueden ser los públicos y
sus reacciones. En Japón, siendo también Asia, ya reaccionan de otra manera,
siempre admirando lo que hacemos, la danza española, pero la reciben de una
manera diferente. Nunca he sentido rechazo. Obviamente, algunas cosas tienen
más éxito que otras. Cuido la promoción, pero en su justa medida. No me
obsesiona. El bailarín no tiene que ser un famoso, sino un artista valorado con
justicia. Y siempre pongo a los míos por delante, que cuando venga un aplauso
sea compartido.
¿Cuáles son los planes de Aída Gómez
para lo que queda 2015 y primeros del 2016? Suponemos que seguir presentado tus
espectáculos por salas y festivales, ¿pero algo que puedas adelantarnos?
¿Eventos importantes?
Planes
muchos, trabajo todo el del mundo. Al aceptar la dirección del festival Madrid
en Danza y de la Suma Flamenca yo sabía en lo que me metía, pues debo
compaginarlo con todo lo demás. Ya venía con la experiencia de haber dirigido
el Ballet Nacional de España y después mi propia compañía, no era algo
totalmente nuevo para mí, pero aún así, estoy aprendiendo cosas de la gestión,
del engranaje. Creo que hay que estar abierta siempre a aprender y a escuchar.
Con mi compañía vamos a remontar la “Salomé”, una creación que hace tiempo no
se ve y que dio lugar a la película que hice con Carlos Saura. Con los
festivales, ya se irá viendo la línea, apuesto por la calidad y la
concentración. No dispersar la oferta, sino usar los recursos para entregar lo
mejor a los espectadores.
¿Cuál ha sido tu mejor momento/recuerdo
en la música? ¿Cuál es el sitio más exótico dónde has actuado?
Hay
muchos, pero voy a citar dos: “Silencio rasgado” de Jorge Pardo y “Mensaje” de
Vicente Amigo. La música de Amigo ya estaba editada en disco, pero era perfecta
para una coreografía. En ambos casos, la identificación entre movimiento y
música es total. En cuanto lugar exótico, la nueva Ópera de Pekín y en cuanto a
importante, el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, que como dice Roger Salas
siempre, es el Vaticano del ballet.
Habiendo actuado ya en tantos sitios
seguro que tienes cientos de anécdotas a lo largo de tu vida profesional,
¿puedes contarnos alguna?
Vestuarios
que no llegan a tiempo, los bailarines se ponen todos malos de la tripa a la
vez, circuitos eléctricos que se bloquean, se puede escribir un libro sobre
todo esto. Los artistas tenemos una capacidad especial de reacción, de
improvisar para salir al paso de estas situaciones.
Viendo el panorama del fin de semana en
cada ciudad, con una grandísima oferta de conciertos y espectáculos, ¿es cierto
que parece que hay una nueva era dorada de los directos y los musicales?
Es
pronto para decirlo. Demasiada euforia no es buena tampoco.
¿Cuál ha sido tu mejor momento/recuerdo
en la música y la danza?
No
hay uno en especial, hay muchos y te cito dos: la invitación de Maurice Béjart
a ir a trabajar con él y bailar “La cachucha” junto a la gran estrella rusa
Gabriela Konleva en el Teatro Mariinsky.
¿Cómo es un día normal en la vida de
Aída Gómez?
La
rutina es importante. Tengo la barra en casa, todos los días hay que practicar.
¿Qué destacaríais dentro del panorama
nacional e internacional?
Muchas
cosas están cambiando a la vez. En España creo que hay que retomar en serio la
conservación de nuestro patrimonio artístico en la coreografía, mirar a la
historia como un bien vivo que hay que sostener y transmitir. En el panorama
internacional, los grandes festivales están cambiando de formato, y hay un
cambio generacional en las direcciones de las grandes compañías. Eso marcará el
rumbo.
¿Tienes alguna opinión de la actual
situación económica y social de España y del mundo en general, que quieras compartir con nosotros?
Nos
ha tocado vivir una época dura, pero a la vez, de gran intensidad. Hay que
seguir adelante, trabajar en serio, ver el futuro con positividad y siempre ser
honestos con nosotros mismos.
MISCELÁNEA
¿Podrías decirnos…
...un libro?:
“Cien años de soledad” de
Gabriel García Márquez
...una película?:
“Las zapatillas rojas” con Leonidas
Massine y Moira Shearer
...una canción?:
“Imagine” de John
Lennon
...un álbum?:
"Mensaje” de Vicente
Amigo
...un grupo o solista?:
Estrella Morente
...una afición?:
Me gusta ir a
ver el mar…
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