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viernes, 29 de noviembre de 2013

El Pardo - El Pardo (2013). Entrevista a Raúl Querido

EL DISCO

El pasado lunes, 18 de Noviembre de 2013, se publicó el esperado debut de la banda madrileña, El Pardo, titulado de forma homónima, El Pardo (2013). El disco funciona como un puñetazo en la mesa siendo una ruidosa declaración de intenciones.

Grabado en directo en el estudio DGR Sónica de Ramón Moreira busca mantener la crudeza y el potente sonido de lo que se puede ver en sus conciertos. Muestra de ello son canciones como ¡Son los 90!, De temporada o, particularmente, La charla final, en las que la improvisación es crucial. Esa libertad de formas se complementa con la concisión punk de La hoguera de San Jerónimo o El inútil de Mariano, tema que da inicio al disco.

EL PARDO
El Pardo (2013)

Las clases ociosas, canción con la que se dio a conocer El Pardo -dentro de la recopilación Nuevos bríos de LaFonoteca - sirve de síntesis de muchos de los elementos que caracterizan al grupo: guitarras afiladas, entre el rock y el noise, bajos contundentes que llevan la melodía, ritmos constantes que propulsan la canción. Por lo tanto, un discurso artístico y político que denuncia en sus letras la situación de quiebra social y de abuso de poder que vivimos.

El público crece concierto tras concierto y, con él, la interacción con la banda. Una relación bidireccional de apoyo y atención que el grupo quiere agradecer poniendo a disposición de seguidores y curiosos su primer trabajo completo, en escucha gratuita y en descarga a precio libre.


LA ENTREVISTA

¿Por qué el nombre de El Pardo?
Nos habíamos juntado para ensayar, a ver que salía de cara a un concierto en el que nos habían invitado a participar. Dado el enfoque político de las canciones, estabamos buscando un nombre que cuadrase. Las connotaciones y la polisemia de El Pardo nos convenció.
El Pardo evoca a Franco y a sus sucesores personificados en Juan Carlos I; y además habla de nosotros mismos: todos somos “pardos”, pardillos, y los hijos, nietos y herederos putativos de Franco (y de JuanCar) no dejan de chulearnos.

Vuestra música parece tener  una gran influencia del Punk Rock de los 80 y 90, pero en la que puede encontrarse guiños a otros estilos, con el Hard Rock de los 70, e incluso el metal de los 80  ¿qué ha motivado este sonido en El Pardo? ¿Cuáles son o han sido vuestras influencias más directas a la hora de hacer música?
Todos los estilos que señalas nos gustan. El punk, como estallido, cambia el paradigma. Pero al final es el post-punk el que lo completa, dando cabida a elementos que se salen de la ortodoxia punk-rock y que, además, invitan a darle a las canciones un contenido igualmente áspero, pero más complejo, con más matices.
Nos gusta combinar inmediatez con cierta experimentación. Han dicho que lo que hacemos es punk psicodélico, y sí que nos motiva esa definición.
Nos gustan muchos grupos, en los que podemos fijarnos a la hora de desarrollar una canción. Por citar cinco: Black Flag, Swell Maps, La Polla Records, The Fall y los Butthole Surfers.



Vuestro primer disco de título homónimo El Pardo (2013) es un disco que tiene una gran producción, con canciones densas, sin tregua, donde tratáis básicamente temas de carácter político y social, de forma directa, sin tapujos, de forma coloquial y con letras claras y sin pelos en la lengua… ¿Qué podéis decirnos al respecto? ¿En qué os inspiráis para hacer las canciones?
La producción buscamos que fuese muy natural. Todo el disco se grabó en dos jornadas de estudio y se mezcló en apenas media jornada más. Íbamos con un presupuesto limitado y el plan –que cumplimos- de grabar en directo. Si nos hubiese salido un EP, lo hubiésemos dado por bueno, pero afortuandamente resultó todo muy fluido y conseguimos terminar las siete canciones que han entrado en el álbum.
En cada canción hay una parte previa de trabajo en el local de ensayo y una parte, que termina de definir la canción, y que no puede ser prevista de antemano. Javi (guitarra rítmica) y Miguel (bajo) son absolutamente brillantes a la hora de estructurar las canciones; Koldo (guitarra solista) y yo tendemos más a la improvisación. De esa pugna resultan composiciones que nunca se pueden dar por terminadas hasta el momento mismo en que se terminan de tocar y se da la toma por buena. Así pasó, en particular, con ‘La charla final’, ‘De temporada’ y ‘¡Son los 90!’. Como nexo sonoro, contamos en todo momento con Paula (batería), que asienta la canción con sus ritmos tribales, constantes y contundentes.
Sobre esa mezcla van las voces, que también se grabaron en directo. Las letras surgen del contacto mismo con la realidad, interpretada desde un punto de vista que, siendo el mío, creo que en muchos sentidos está en contacto con el de mis compañeros y de muchas otras personas. Y es que somos muchos los que vivimos inevitablemente indignados por cómo, los acaparadores privados y sus lacayos, los traidores públicos, quieren arruinarnos la vida.



¿Por qué habéis titulado de forma homónima a este primer disco, El Prado (2013)? ¿Podéis contarnos alguna anécdota durante la grabación del disco?
El título homónimo y fechado, viene a decir que lo que hay ahí, esas canciones, muestran sin artificio lo que era el grupo en su primer año. Y también quiere poner en contacto ese primer año de existencia con las cosas que han sucedido y están sucediendo. Una forma de abrazar la coyunturalidad: nuestras vidas son coyunturales y ahora, más que nunca, todo es urgente y provisional. Y, sin embargo, se vive repitiendo situaciones y sentimientos inmemoriales, pero que, al vivirlos uno mismo, los siente como únicos e irrepetibles.
En cuanto a anécdotas, no hay nada muy escandaloso. La granación del disco fue muy viva, rápida y placentera. Nos llevamos muy bien entre nosotros. Contamos con Marta –nuestra primera batería- para ‘El inútil de Mariano’; así como con Bea (guitarra de Hielo en Varsovia) para llevar ‘¡Son los 90!’ a un nivel superior de sonido. Y con Fernando (cantante de Modulok), que tocó el teclado en ‘La charla final’ y fue alucianante: no la había escuchado nunca, llegó al estudio y grabó del tirón los casi 15 minutos. Acabó con sudores fríos. Y fue glorioso –volver a escuchar sus teclados me parece glorioso todas y cada una de las veces-.


¿Qué expectativas habéis puesto en este proyecto? ¿Qué vais a hacer para su promoción? Si yo quisiera una copia de vuestro disco ¿cómo podría hacerme con ella?
Expectativas, las de los conciertos cerrados de aquí a abril: seguir ensayando para que nos salgan muy bien y contar con los automatismos que nos permitan improvisar en directo. Ensayar y tocar nos encanta. Y es como vamos desarrollando las nuevas canciones. Tenemos cinco nuevas. Cuando tengamos alguna más nos empezaremos a pensar el grabarlas.
El disco, aparte de nuestra promoción directa y la que hacen nuestros oyentes –que es la más importante- lo están moviendo entre La Resistencia, Nueva Monarquía y Producciones Y Punto, que son las discográficas y la productora que nos han coeditado. Además, está ayudando a la promoción Elena, a través de su pequeña pero muy activa agencia, La Chica del Pelo Tricolor.
Nosotros somos parte de La Resistencia, así que participamos en las decisiones sobre cada cosa que se hace. La idea de montar una discográfica de tipo cooperativo pasa, tanto por mantener el control sobre los aspectos creativos y hasta políticos y éticos de todo el proceso, como por el de facilitar que ese trabajo aproveche a otros grupos que admiramos y que se sientan en sintonía con el proyecto.
Respecto a las copias físicas, ahora mismo pueden pre-comprarse a precio especial en Bandcamp. Nos llegarán a principios de diciembre, de tal manera que podremos mandarlas por correo a los compradores y también ofrecerlas en el concierto de presentación, el 12 de diciembre en el Wurlitzer Ballroom de Madrid.

¿Cuáles son los planes de El Pardo para lo queda de 2013 y primeros de 2014? Suponemos que girar el nuevo disco por salas y festivales, ¿pero algo que podías adelantarnos? ¿Eventos importantes?
Para 2013, efectivamente, presentar el disco físico en diciembre y, esperar al año nuevo perfilando las canciones nuevas. Si nos invitan a tocar en algún sitio más seguro que aceptaremos. Pero, tras la presentación del 12 de diciembre, el calendario de conciertos más fuerte es el que tenemos a partir de enero. Vamos a tocar con grupazos como Ozú, Accidente, Los Putos Frimans, Perras Salvajes, Blacanova, Alborotador Gomasio… ¡y todo eso antes de marzo! Nos queda algún hueco por si alguien quiere invitarnos a tocar. Mientras, ya estamos cerrando nosotros fechas en marzo y abril.
Nos gustaría seguir saliendo a tocar fuera de Madrid. En Barcelona debutamos con éxito. Pero sabemos lo complicado que es cerrar fechas a distancia, atraer gente a las mismas…
Sobre los festivales, personalmente no soy muy entusiasta. Si nos invitasen a tocar en alguno lo sopesaríamos entre todos, a partir de las condiciones ofrecidas, de qué marcas estuvieran presentes… pero de momento son sólo hipótesis.


¿Creéis que el mundo digital va a acabar con el mundo de la música tal y como lo conocemos hoy? ¿Cuál es el futuro del músico?
El mundo de la música, como se conoció hasta los años 90, ya no existe. Eso supone limitaciones a la hora de dedicar tu tiempo a un grupo musical: sabes que, probablemente, siempre necesites sufragar de entrada los gastos de esa actividad a través de otras, que sí sean lucrativas.
También supone que las discográficas multinacionales ya sólo apuestan por productos que prevean como super rentables –nada de “malgastar” dinero en artistas prometedores pero de dudoso tirón comercial-.
Sinceramente, creo que eso es así y es ya, simplemente, el punto de partida, al menos dentro de un mercado capitalista y cortoplacista. Si uno trata con grupos y público que no haya vivido el espejismo malsano que fueron los 90 en España –donde la especulación creó y destruyó una escena “indie” que no podía cuajar-, en quienes no han vivido aquello uno se encuentra con jovenes generaciones que están del todo dispuestas a hacer cosas, sin más objetivo que hacerlas, que disfrutar haciéndolas. Es algo esencialmente sano y un camino a la felicidad.
En cuanto al futuro del músico, pues es incierto en lo económico, sí. Venía siéndolo y, ahora, lo es si cabe más. Pero es a la vez amplísimo en cuanto a las posibilidades expresivas y de comunicación de su obra. Viviemos en general en la incertidumbre y, en mi opinión, en un momento de  una riqueza creativa asombrosa.

Viendo el panorama del fin de semana en cada ciudad, con una grandísima oferta de conciertos, ¿es cierto que parece que hay una nueva era dorada de los directos?
En Madrid no hay grandes conciertos de artistas recientes –subvencionados o no con dinero público- como pudo haber a principios de los 80. Pero sí hay montones de pequeños conciertos, más alguno de tamaño intermedio, que coinciden, se solapan y nos ponen en un brete: ¿a cuál ir? Es un problema “dulce”. Y es algo estupendo que algo así suceda en una ciudad administrativamente hostil con el ocio cultural.
Como organizador, aprendes a no preocuparte por las coincidencias, que son inevitables. Al final, a medida que se van retroalimentando las pequeñas escenas –los grupos, el público, los promotores independientes, las salas- las cosas parece que van encajando. Y cada vez se ve más público -¡y más joven!- en los conciertos. Los precios han bajado y la proactividad ha crecido. Es un momento bonito en ese sentido.


¿Cuál ha sido vuestro mejor momento/recuerdo en la música?
Estamos en un momento emocionante, en que cada concierto parece salir mejor que el anterior. Y acabamos de estrenar nuestro primer álbum, de manera independiente, pero con una repercusión notable. Y ya estamos pensando en la fecha de presentación.
De momento, nuestro mejor momento, como El Pardo, sería éste que estamos viviendo. La ilusión de juntarnos en el próximo ensayo tras una semana sin vernos, y hablar de lo vivido estos días alrededor del grupo.

¿Tenéis alguna opinión de la actual situación de España y del mundo en general, que queráis compartir con nosotros?
Hay ideas que quedan plasmadas en las canciones, pero no se puede decir que ahí esté todo. Al contrario, son o quieren ser radicales, parciales y, muchas veces, coyunturales. Aunque creo que son coherentes. De lo que cantamos, cómo lo cantamos y con qué sonidos lo acompañamos, algo se puede interpretar de cómo vemos el mundo y, en particular, nuestro entorno político y social más inmediato.
Alargarnos más aquí no sé si nos llevaría a algún sitio. Si acaso, cabe subrayar la necesidad de permanecer despiertos; fraternalmente unidos entre iguales, siempre colaborando y haciendo lo máximo posible. La necesidad de quererse, comunicarse, ser empáticos y solidarios y defenderse mutuamente; y mantener entrenada la capacidad de indignarnos contra lo injusto y reaccionar, organizándose contra lo malo y a favor de lo bueno.

EL PARDO
Las clases ociosas (2013)


MISCELÁNEA

¿Podríais recomendarnos…

...un libro?:
Escritos corsarios (1975) de Pasolini.

...una película?:
Caro Diario (1993) de Nani Moretti.

...una canción?:
Imagina que matas a Jota (2012) de Betunizer.

...un álbum?:
Vida gris (2011) de Gúdar.

...un grupo o solista?:
No Age.

Muchísimas gracias por vuestro tiempo y enhorabuena por vuestro disco.

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