por Fernando Navarro ('La curiosidad mató al gato', Radio 3)
Estévez hacen pop. Y eso, para empezar, está muy bien. ¿Qué otra opción hay? El pop se está convirtiendo en una herramienta de descontento, en una piedra que se lanza contra el cristal, que vemos hecho añicos en el suelo, orgullosos de la fuerza con la que la arrojamos.
Estévez - El suelo muy atrás (2013)
El Suelo Muy
Atrás (2013) (curioso título), el disco
de debut de Estévez es pop, vale, pero es algo más. Es un
disco que usa el ritmo y la melodía como un discurso. Un disco que quiere ser
amable y contiene amargura. Que en la sonrisa esconde una mueca, a veces una
mueca amarga incluso.
Orgulloso de su origen granadino (tierra dura, ingrata, de buenos músicos y malos
políticos), el grupo ha grabado doce canciones de pop luminoso y contundente.
Con una
poderosa base rítmica, este disco breve y entretenidísimo gira en torno a la
idea de la identidad (“tengo que firmar
con el pulgar / ya lo entenderás” cantan en Hoy Marco Yo El Compás)
y el desconcierto, usando la melodía y el ritmo para hablar de sí mismos y de
su (a veces complicado) entorno: la ciudad en estos tiempos duros. Es un disco sobre reivindicarse, autoafirmarse,
sobre dejar atrás las cosas y seguir para adelante, sobre tener un sitio y
perderlo y tener que volvérselo a ganar.
Estévez - Fuera de lugar (2013)
Las
canciones de Estévez (siempre
directas, sin especular) surgen del encuentro de la veteranía del bajista Dani Gominsky (un clásico de la escena
granadina, que ha estado en Sugarfish o en Elastic Band) con la contundente voz
de la debutante Mati Balboa (ni
por asomo parece que sea la primera vez que se pone delante de un micrófono),
del encuentro entre el humor y la nostalgia Rebobinar, de aceptar el romanticismo en todas
sus acepciones ('Mis Errores'); son canciones
sinceras, honestas y divertidas Fuera de Lugar, Hoy Marco yo el Compás o Hacia
Donde Voy tienen credibilidad y humor a partes iguales), llenas de
pequeños hallazgos de arreglos o producción (el piano que se cuela en Mis
Errores, esa especie de country de 'A ver que tal me va', los
desarrollos instrumentales a mitad de Revolución. Un pequeño disco que
propone la más importante, quizá la única forma de revolución: la personal.
Vamos a romper con ellos todos los cristales.
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