por Marti Perarnau (Madrid,
Noviembre de 2012)
Empezamos a gestar las canciones de nuestro segundo disco
hace mucho tiempo ya. Ha sido un proceso mucho más largo que el del primero y
mucho más arduo. En nuestro debut yo venía de construir composiciones muy
complejas y tenía ganas de hacer canciones de tres acordes, muy sencillas, pop
de toda la vida, sin complicaciones. Mis ansias de sencillez quedaron bien
saciadas y cuando empecé a trabajar en las canciones nuevas me apetecía volver
a meterme en líos.
Desde el principio tuvimos claro que queríamos que fuera un disco conceptual (como los que nos han gustado toda la vida) que hablara sobre el fin del mundo. Esta época que vivimos no sólo supone el final del estado del bienestar, que es algo que nos afecta a todos, sino el fin del mundo tal y como lo conocemos. Esa es la idea de la que partimos para empezar a componer las nuevas canciones.
Desde el principio tuvimos claro que queríamos que fuera un disco conceptual (como los que nos han gustado toda la vida) que hablara sobre el fin del mundo. Esta época que vivimos no sólo supone el final del estado del bienestar, que es algo que nos afecta a todos, sino el fin del mundo tal y como lo conocemos. Esa es la idea de la que partimos para empezar a componer las nuevas canciones.
La primera fue Motores que habla sobre la llegada
del huracán y de las grandes fuerzas de la naturaleza. Por lo ocurrido hace
unos meses, se tendría que haber llamado Sandy.
Las siguientes en llegar fueron Las plantas y En la
base de la montaña, dos canciones en las que por fin encontramos el
nuevo rumbo sónico a seguir. También el rumbo conceptual, se podría decir que
son las dos canciones que abrieron el camino a todas las demás.
Otra de las claves ha sido componer la gran mayoría de ellas
al piano (acústico o eléctrico), el hecho de que no haya guitarras rítmicas
hace que todo tenga más espacio, por eso los arreglos ahora son mucho más
importantes y por eso todo suena mucho más setentero que en nuestro primer
disco.
Esa idea primigenia de hablar sobre el fin del mundo se
convirtió también, de alguna manera, en una excusa para hablar de nuestro
propio fin del mundo, del año terrible que hemos pasado. Si no hubiera sido por
la grabación de este disco, probablemente 2012 sería un año que nos gustaría
eliminar de nuestras vidas. La epopeya Maya estuvo a punto de hacerse realidad
sobre nosotros. Al final, el disco que iba a hablar del fin del mundo acabó
hablando del fin de “nuestro” mundo, una idea global que para nosotros cobra
sentido en nuestro universo personal, pero que cualquiera que lo escuche puede
extrapolar a su particular Apocalipsis.
Negar que el 15M, la marcha de los mineros o el odio
irrefrenable que siento por la clase política ha influido en este disco sería
mentir, pero no creo que sea un disco político. Otra cosa es cómo las acciones
de los que nos gobiernan contribuyen al desmoronamiento que estamos sufriendo.
Por ahí va más el asunto. Nadie puede escapar a su realidad y la nuestra es un
mundo que se derrumba pero que, tras la hecatombe, no tiene por qué traer
únicamente cosas negativas.
Teníamos muy claro que el disco tenía que ser muy alegre
sónicamente, muy optimista musicalmente hablando. En general soy optimista:
aunque nuestro mundo se acabe resurgiremos como el ave fénix y forjaremos algo
nuevo y mejor. Esa es la dualidad que tiene el disco, habla sobre el fin del
mundo pero también de cómo queremos ser libres
y aprovechar hasta el último segundo antes de que todo
termine para después reconstruir todo lo bueno.
Morir para renacer. El Apocalipsis puede que no sea tan mala
idea, al fin y al cabo.
LA ENTREVISTA
El pasado 25 de Febrero de 2013, con motivo del concierto de Mucho en la sala Beat Club de Segovia el 1 de Marzo de 2013, tuvimos la oportunidad y el placer de entrevistar a Marti Perarnau del grupo Mucho y ex de The Sunday Drivers en Radio Segovia.
A las preguntas, nuestro compañero Sergio Bello. Esta es la entrevista completa.
Entrevista a Marti Perarnau de Mucho
(Radio Segovia, 25-02-2013)
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