EL DISCO
“Me gustan los
árboles”, dice Nick en El
Cazador, “Las formas que toman
los árboles, en las montañas, todos diferentes”. No sabe qué va a encontrar
tras alistarse, ni lo que va a encontrar cuando salga con sus compañeros a cazar
en las montañas. Le da igual porque él tiene sus propios motivos; no le importa
lo que buscan los demás, no le importa lo que busca él, no sabe qué es: le
importa la búsqueda en sí… y los árboles en las montañas.
Así llevan caminando Big
City los últimos 10 años, desde que publicaran A Spring of Summers (Grabaciones
en el Mar, 2003). Buscando algo, sin preocuparse del oro o el
reconocimiento fácil que otros encuentren, y recorriendo un camino a
contracorriente donde las fórmulas repetidas hasta la saciedad por tantos otros
grupos nacionales no tienen cabida.
Un camino donde lo lírico y lo romántico cuenta, donde se
cuida al oyente y los detalles se guardan para él en una caja de regalo, donde
la rabia no es cutre y la ironía no es ni perezosa ni snob ni manida.
Un extraño camino, cambiante y sorprendente, en el que hay
ya tesoros como el pop de Call an Ambulance (King Of Patio, 2006),
el EP Ex–Showman (Naked Man, 2007), o el imprescindible, etéreo y
visceral Celebrate It All (I+D Music, 2010).
Para aquellos que ya han salido al encuentro de la banda, y
para otros que sin duda se unirán a ese camino, el grupo presenta ahora The
Way The Trees Are (2013), su disco más ambicioso. Un
viaje de casi 70 minutos en el que Big
City son capaces de fusionar con actualidad, sinceridad y personalidad la
psicodelia en todas sus acepciones, el shoegaze, el indie de los primeros Guided
By Voices y la delicadeza de Nick
Drake.
Grabado y producido por Big
City en su estudio y mezclado por Dave
Eringa en una cabaña perdida en Essex, The Way The Trees Are son
14 extrañas historias sobre la amistad y las relaciones, los fallos, los
aciertos y lo que las hace únicas. 14 canciones con letras que sugieren el
simbolismo de Yeats o la ficción de O’Nolan, tan cuidadas como su música,
en un disco concebido como un todo, pensado no para ser oído sino para ser
escuchado y degustado (¿o devorado?) de principio a fin.
A Big City les
gustan los árboles y recorren, a su ritmo y a su manera, un camino paralelo al
de otros buscadores como Curt Boettcher,
Yo La Tengo o Bert Jansch. Sin hacer ruido.
La vida puede ser maravillosa. O no. Pero la música ha de
serlo.
LA ENTREVISTA
¿Por qué el nombre de Big City?
Teníamos
varios nombres y era el que mejor nos sonaba. Big City es una canción de
Spacemen 3. Teníamos cosas parecidas, que decían muchas cosas y ninguna a la
vez. Todo esto fue en 1999 o así, hace mucho tiempo. Otro de los que nos
gustaba era Wooden Ships. Hicimos bien en coger Big City para que no nos
pusieran una demanda los Wooden Shjips
años después.
Vuestra música tiene una gran influencia
de la música del Pop de los 60, de la Psicodelia, e incluso del Mod y del Britpop,
... Realmente es una curiosa mezcla de estilos, pero en la que puede
encontrarse guiños a otros estilos como el Rock, y el Indie de los últimos
tiempos, ¿qué ha motivado este sonido en
el Big City? ¿Cuáles son o han sido vuestras influencias más directas a la hora
de hacer música?
Creo
que cada disco de Big City amalgama parte de la música que nos gusta. A la hora
de escribir, en realidad, no pensamos en términos de estilos o de grupos;
creemos que eso es un error. Intentamos proyectar una sensación con cada
canción, que vaya acorde con la letra; intentamos pensar en términos abstractos
y luego bajar desde ahí a cosas más tangibles como acordes, arreglos, cambios
etc. Indudablemente acaban apareciendo los discos que están en nuestras
estanterías, desde el sunshine pop al indie-rock americano, el shoegaze, el
folk británico o ciertas bandas sonoras, pero el proceso en cada disco es
diferente y también lo que pasa en nuestras vidas es diferente, por eso cada
disco es una especie de paso más en el camino, y no una repetición de ninguna
fórmula mágica (de la que tampoco disponemos).
Vuestro disco The Way The Trees Are (2013) es un disco que tiene una gran
producción, con canciones enormes, de grandísima calidad en las que hay de
todo, desde temas muy alegres, luminosas y optimistas, a veces con cierto aire nostálgico, donde tratáis temas variados,
reflexivos, otros cotidianos de relaciones personales, de forma metafórica,
pero coloquial con letras ciertamente impredecibles… ¿Qué podéis decirnos al
respecto? ¿En qué os inspiráis para hacer las canciones?
The
Way the Trees Are es el último disco y es en el que menos cortapisas musicales
nos hemos puesto a nosotros mismos. En ese sentido es el disco más Big City de
todos. Las letras giran en torno a las relaciones personales de todo tipo: de
pareja, amistad, familiares; a cómo surgen esas relaciones, a cómo se pierden; hay
muchas referencias imaginarias a personas reales, hay historias inventadas que
de alguna forma reflejan la realidad. Esa manera de escribir también es muy
zaragozana. Musicalmente también recorre un camino, es un disco con un concepto
claro pero como digo no ha habido barreras, y hemos usado muchísimas cosas a la
hora de intentar transmitir todas esas sensaciones de pérdida, de
enamoramiento, de desidia, de temor o de alegría. Hay canciones como “Better
Badges” que son agobiantes y hay otras como “My Fondly Fahrenheit” que son
tremendamente alegres. Supongo que también es el disco que más “grande” suena
de toda la discografía del grupo, pero es algo que nos seducía también, porque
a fin de cuentas, aunque hablemos a través de pequeñas fábulas, hablamos de lo
más importante que hay: los demás.
¿Por
qué habéis titulado The Way The Trees Are?
¿Podéis
contarnos alguna anécdota durante la grabación del disco?
El
disco iba a llamarse “Winter Falls on Big City”, que es un guiño a “A Spring of
Summers”, nuestro primer disco; pero como éste salía en mayo pensamos en otro
nombre. The Way the Trees Are es una frase que dice Christopher Walken en El
Cazador. Su personaje me parece el más complejo, el más frágil y el más
adorable de la película, quizá el que menos encaja con el resto de personajes;
y nosotros nos sentimos así muchas veces cuando nos vemos involucrados en todo
este mundo musical.
La
verdad es que la grabación del disco ha sido un proceso larguísimo. Lo hemos
grabado nosotros mismos a caballo entre nuestro local-estudio en Zaragoza y el
pequeño estudio que he montado en mi casa en Madrid. Después lo mezcló Dave
Eringa en su cabaña en Essex. Todo esto ha durado unos 15 meses. La anécdota es
que sigamos medio cuerdos todos.
¿Qué
expectativas habéis puesto en The Way The
Trees Are? ¿Qué vais a hacer para su promoción? Si yo quisiera
una copia de vuestro disco ¿cómo podría hacerme con ella?
Para
nosotros las expectativas están ya cubiertas. Siempre que nos ponemos a hacer
un disco nuevo lo que verdaderamente deseamos es que al final suene como
nosotros lo imaginamos en nuestras cabezas. Intentamos hacer la música que nos
gustaría oír. Lo que nos gustaría que tocaran unos tales Big City si ahora
salieran de la nada en un pueblo en nosedónde. The Way the Trees Are ha salido
en Gran Derby Records, y se están ocupando de la promoción como buenas hormigas
soldado; de momento han salido bastantes críticas en medios interesantes y
estamos muy contentos. Ahora mismo es muy difícil tocar en directo si tu
propuesta se sale un poco de la norma, pero están saliendo conciertos y van a
seguir saliendo, así que en ese sentido también estamos felices. Algunos son
acústicos, otros eléctricos con toda la banda, unos por la mañana, los más por
la noche… nos sentimos un poco feriantes. Vamos al lugar que sea y vendemos
nuestro producto estrella. Hablamos con la gente de allí, bebemos algo,
descansamos y nos volvemos a casa.
Para
hacerte con una copia de nuestro disco lo mejor es que vayas a tu tienda local
favorita y lo compres allí después de hablar con su gerente y de preguntarle
por otros grupos y referencias que acabe de llevar a la tienda. Si no hay tal
tienda, ve a http://granderbyrecords.com/tienda/ Son rápidos y los gastos de envío son
bajísimos. Y además puedes comprarte los trabajos de Gabriel y Vencerás, Nine
Stories o Alondra Bentley también. La mejor idea, no obstante, es venir a uno
de nuestros conciertos y comprarlo allí, hablar con nosotros y hacer que toda
esta extraña rueda siga girando.
¿Cuáles son los planes de Big City para
lo queda de 2013? Suponemos que girar el nuevo disco por salas y festivales,
¿pero algo que podías adelantarnos? ¿Eventos importantes?
No
podemos hablar. Nuestros labios están sellados. Pero sí, los planes son seguir
tocando y seguir cerrando cosas, algunas de ellas ya de cara al otoño. También,
a lo largo del verano, presentar un vídeo que Jorge de Bautista está
terminando. Ya hizo los vídeos de Five Elks y Ex Snowman en su día, y es una
persona con una visión muy acorde con la nuestra. Tenemos muchas ganas de que
esté listo.
¿Creéis que el mundo digital va a acabar
con el mundo de la música tal y como lo conocemos hoy? ¿Cuál es el futuro del
músico?
Creo
que el mundo de la música, tal y como lo conocíamos, ya ha terminado. Ahora
estamos en otro mundo diferente. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Los
avances tecnológicos permiten tener un acceso inmediato a miles de discos con
los que hace años sólo podías soñar. También permiten crear música con una
facilidad que antes era inviable. Eso está bien, pero tiene un lado oscuro y es
que esa facilidad y esa inmediatez están acabando con la forma en la que, a
nuestro juicio, se debería hacer y escuchar música. No tiene nada que ver con estupideces
como “cualquier tiempo pasado fue mejor”, nos referimos a que ahora la gente
engulle y consume a un ritmo que es insano todo tipo de contenidos culturales.
Hay ansia por tachar la casilla de “he oído este disco” o “he ido a esa
exposición”, y además “lo he hecho antes que tú”. Al final hay gente que se
toma esto como una competición. El arte está hecho, o debería estar hecho (si
no se parece más al ocio o a un partido de rugby), para ser degustado con
calma. Para poder dedicarle el tiempo suficiente para que crezca contigo, para
que sea algo privado y placentero. El ritmo de supuestos discos actuales
buenísimos es tan elevado que es fácil perder la perspectiva. De repente parece
que estemos otra vez en 1967 o en 1994. En ese entorno ficticio es muy difícil
que una propuesta que no engancha a la primera, precisamente porque tiene
muchísimo más que ofrecer que una primera escucha rápida, se haga un hueco.
No
sé cuál es el futuro del músico exactamente, pero pasa por que la gente compre
discos y vaya a conciertos. Si el público sólo descarga y va a festivales, el
auténtico músculo que mueve todo esto, que son los grupos, desaparecerá, y nos
quedaremos con un elegante esqueleto hecho de promotores, marcas y blogs de
moda.
Viendo el panorama del fin de semana en
cada ciudad, con una grandísima oferta de conciertos, ¿es cierto que parece que
hay una nueva era dorada de los directos?
Quizá
desde el punto de vista del público estemos en una época dorada llena de
propuestas. A mi juicio es el reflejo del desesperado esfuerzo de bares, grupos
y sellos pequeños por hacer que todo esto siga en pie. Realmente no hay época
dorada, hay un IVA del 21% que está ahogando al sector, hay cada vez menos
ayudas a la música y hay cada vez más problemas a la hora de que la gente tenga
dinero o interés como para ir a un concierto y a la hora de que una sala de
conciertos siga programando de forma sostenible. Muchas de ellas cierran,
muchos estudios cierran, muchos grupos dejan de girar porque simplemente no
pueden pagar una furgoneta, una gasolina cada vez más cara y un hostal más cena
para cinco músicos con lo que han sacado de la taquilla esa noche. Creo que el
público percibe un espejismo (y no es malo que lo perciba así, lo otro sería
demasiado triste) y ve muchísimas ideas: conciertos en librerías, acústicos en
cafeterías, el día de las tiendas de discos, canciones regaladas en internet,
conciertos para niños, programaciones en sitios inusuales y, sí, de vez en
cuando conciertos en salas normales. Al final – a este nivel – se trata de que
la gente se dé cuenta de que esto no puede sobrevivir si ellos no forman parte
de ello, yendo a esos conciertos, comprando algún disco y hablando de ello con
sus amigos. Tampoco quiero dar un mensaje muy negativo, en realidad es maravilloso
poder tocar y ofrecer tu música sea en el formato que sea, y nosotros
particularmente estamos encantados de poder hacerlo, pero la realidad, cuando
salimos de cosas como el Primavera Sound o el FIB, que son lo que los JJOO son
al deporte, es distinta a como se pinta.
¿Cuál ha sido vuestro mejor
momento/recuerdo en la música?
Ahora
mismo se me ocurren muchos, muy puntuales, y curiosamente todos son de cosas
que han pasado después de los conciertos, o yendo en la furgoneta a los
conciertos. Hay grupos que odian ir en la furgoneta, pero para mí es un rato de
hermanamiento total que me reporta muchísimo. Algunos de los momentos más
extraños están en la canción Falls on Big City, y es mejor que se queden allí.
Otros de los mejores momentos siempre han sido las grabaciones en sí,
encerrarte durante días pensando las 24 horas en música, en hacer algo, en
crear algo, darle forma y ver que es real cuando dejas el estudio. Supongo que
cuando pase el tiempo y seamos viejos, el recuerdo como tal será el haber dedicado
tanto tiempo a algo que nos ha aportado tanto como es la música.
¿Tenéis alguna opinión de la actual
situación de España y del mundo en general, que queráis compartir con nosotros?
Es
muy difícil contestar a esta pregunta en un párrafo y salir airoso. No sé ni
por dónde empezar. En mi mente toda la pantomima que están intentando vendernos
con la crisis se reduce a que el capitalismo se ha llevado a tal extremo que ha
empezado a comerse a sí mismo, a comerse al propio consumidor. Y lo grave es
que, lejos de darse cuenta de ello, los gobernantes que tenemos siguen en sus
trece persiguiendo la idea de que se puede volver a “la senda del crecimiento”,
cuando esa senda se ha terminado. No hay senda. Nos hemos caído por un
precipicio y no hay más. Sólo pueden parar y pensar dónde han metido la pata,
pero no quieren hacer ese ejercicio. Es más fácil querer más y hacer caso a su
codicia, y pensar que se pueden seguir consiguiendo unos márgenes completamente
irreales en el mundo privado, y unos déficits completamente extraterrestres en
el mundo público. Con esa premisa de la “confianza de los mercados” y otras
grandes perlas (que millones de personas siguen creyendo, no olvidemos), la
clase política española sigue mermando a su pueblo, al que le ha votado y al que
no. La reducción en Cultura y Educación es un suicidio colectivo a medio plazo,
pero les viene muy bien. No habrá respeto por la Cultura, no habrá
conocimiento, no habrá sentido crítico, y no habrá universitarios que no sean
hijos de ricos, mientras la formación profesional sigue siendo denostada en
este país, y sigue siendo una llave rota que no sirve para abrir la puerta al
futuro laboral. La privatización en Sanidad es un atropello y un error
tremendo, como comprobarán quienes recojan el testigo en la siguiente
legislatura; mientras tanto la gente seguirá muriendo y enfermando, pagando por
una ambulancia y unas muletas; y la sanidad pública será también pisoteada,
buscando un razonamiento para que la gente se pase a la privada, porque “la
gestión va mucho mejor y tienen tele en las habitaciones”. Pero la privada
seguirá sin investigar y seguirá redirigiendo operaciones a la pública,
aumentando los gastos de ésta mientras los de la primera se reducen. Es todo
una gran mentira. Venden la Ley de Costas como algo necesario para el
crecimiento, hablan de Amancio Ortega como si fuera Jesucristo bajando de los
cielos, cuando la inmensa mayoría de su fortuna no tributa en España, como
Google, como Apple, cuando sus trabajadores no están aquí tampoco, sino en Indochina
cobrando nada; venden a la selección de fútbol, a Rafa Nadal como ejemplos para
salir de la crisis, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Es pura
frivolidad. Pura falta de argumentos. Mientras el de Manacor sigue generando
dinero para él solo gracias a anuncios de póker online, seguros, coches y
bancos. Ah, los bancos, los grandes ganadores de la supuesta crisis. Y Europa,
la supuesta ejecutora de todo esto, ante la cual todos los gobiernos se
arrodillan. También se ha dado un mensaje erróneo sobre Europa a todo el mundo.
Europa no es Alemania. Europa, si España quisiera, si Irlanda, Francia, etc
quisieran también podría incluir en la práctica a esos países. Europa no es un
marciano que viene a visitarnos, Europa somos todos nosotros, y si tuviéramos
gobernantes de una talla mínima, darían la cara por sus países y por el interés
de sus ciudadanos, pero todo eso se ha perdido porque es más fácil poner la
excusa de “me lo dijo Merkel”, el gran exportador, el gran comprador de deuda
barata, y rendirse ante la evidencia de que ya las líneas que diferencian unos
países de otros cada vez son más difusas y que lo que quedan son las grandes
corporaciones, las grandes multinacionales y los grandes bancos continentales,
que son los futuros contratadores de todos y cada uno de nuestros actuales
ministros.
Ante
toda esta situación, y ante miles de cosas más, el ciudadano medio en realidad
tiene mucho que hacer. Hay mucha injusticia pero nosotros podemos hacer cosas,
y no hace falta que sean “grandes cosas”, pueden ser cosas en nuestro día a
día, con la gente que nos rodea y con lo poco o mucho que tenemos. Al final lo
importante es tener sentido crítico (de ahí que estén muy interesados en
adoctrinarnos en lugar de educarnos), y saber que puedo sacar todo mi dinero
del banco y llevarlo a otro que practique banca ética, que puedo protestar por
las injusticias que vea en mi puesto de trabajo, que puedo intentar mejorar los
servicios públicos que use, que puedo consumir muchísimo menos, que puedo usar
el transporte público, que puedo dejar de ver tantas estupideces en la tele,
que puedo y debo ahorrar energía, que puedo – otra vez – consumir muchísimo
menos, que puedo intentar comprar productos (ropa, alimentos) que no provengan
que países explotados, que puedo comprar cosas de segunda mano, que no necesito
otras zapatillas, que puedo manifestarme, que puedo informarme, saber qué está
pasando, de dónde vienen los problemas, saber a quién debo votar, hacerlo
responsablemente, que puedo – otra vez – consumir menos… y además que todo esto
tengo que hacerlo a título personal, sin esperar que el de al lado lo haga
también, sino haciéndolo porque es lo único que nos sacará de aquí.
Big City - My Fondly Fahrenheit (2013)
MISCELÁNEA
¿Podríais decirnos…
...un libro?:
El
Tercer Policía (1940) de Flann O’Brien.
...una película?:
The Hired Hand (1971) de Peter Fonda.
...una
canción?:
Surf’s up (1971) de The Beach Boys.
...un
álbum?:
Alien
Lanes (1995) de Guided By Voices.
...un grupo o solista?:
Tim Buckley.
Muchísimas gracias por vuestro tiempo y
enhorabuena por vuestro disco.
Muchas
gracias a ti, Josechu. Un abrazo grande.
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