La canción de Juan Perro. Edición 25 Aniversario (2013) es un cuidadísimo proyecto que contempla como se merece uno de los momentos más fértiles y creativos de Radio Futura y, por extensión, de la música española. Es una edición ejemplar que dignifica este tipo de lanzamientos, tan maltratados muchas veces en nuestro país y frecuentemente tan bien realizados fuera de nuestras fronteras. Es una edición que respeta una música, una banda y una trayectoria, situándolos en el lugar que merece por derecho propio. La canción de Juan Perro. Edición 25 Aniversario se publica en memoria de Enrique Sierra (1957-2012) (“Nuestro querido compañero y amigo”, se lee en el libreto), guitarrista y parte fundamental del sonido y la personalidad musical de Radio Futura.
Para tener un acercamiento lo más completo y espontáneo posible a La canción de Juan Perro, para continuar aportando luz y foco, hemos hablado con Santiago Auserón y Luis Auserón. Son entrevistas largas, jugosas, que desvelan enigmas y aportan información clave poco o nada conocida. En un tiempo en el que la referencia son los 140 caracteres de Twitter, estas entrevistas extensas, estas palabras sin cortapisas, son documentos necesarios que permiten comprender y acercarse en profundidad a lo que fue, y es, un álbum seminal, a la época en la que fue realizado, a la vida de Radio Futura.
LA ENTREVISTA
¿Cómo nació La canción de Juan Perro?
Radio Futura era un grupo en constante
transformación. Una vez que terminábamos un proyecto nos quedábamos lo
suficientemente insatisfechos como para querer corregirlo. Entonces normalmente
reestructurábamos la banda, cambiábamos de instrumentistas, sobre todo de
batería. Es un poco difícil de recordar después de tantos años, pero estábamos
intentando reconducir nuestro sonido hacia algo más orgánico, más natural. Habíamos
tenido experiencias de producciones muy cercanas a la tecnología, que no nos
satisfacían mucho y estábamos persiguiendo una especie de sonido cañero,
enérgico, pero más orgánico, menos producido, menos manipulado técnicamente.
¿Qué significa en la
carrera de Radio Futura La canción de
Juan Perro?
A mí me parece el disco más
importante de nuestra carrera. Llevábamos ya acariciando la idea de grabar en
América -no tenía porque ser en Nueva York, teníamos otras posibilidades-, pero
evidentemente nos interesaba especialmente el sonido que se trabajaba allí. La
proyección pública del grupo era suficiente como para permitir atreverte a un
proyecto tan ambicioso como grabar en Nueva York con los mejores músicos que se
nos ocurrían, como Daniel Ponce, tristemente desaparecido hace poco, o los
Uptown Horns. Éramos un poco conscientes de que esta situación tan favorable
podía no repetirse en un futuro y soltamos allí toda nuestra energía porque era
un momento muy especial. Todos los álbumes de Radio Futura son hijos nuestros,
nos han costado mucho esfuerzo y los hemos hecho con mucho compromiso, pero no
todos te salen igual de bien. La canción
de Juan Perro es el momento álgido de nuestras técnicas de composición y de
realización.
¿Cómo encajó el disco en la escena musical española de la época?
Muy bien. Concretamente el
anterior, De un país en llamas,
cuando volvimos de Londres y lo enseñamos en la compañía y a los primeros
medios que estaban cercanos pusieron una cara de susto horrible y les parecía
muy raro. Pero luego poco a poco lo fueron asimilando. Pero al principio cayó
muy raro, sentó muy raro. Lo contrario que éste, éste fue volver y “que me lo
quitan de las manos”.
¿Era Radio Futura un grupo “raro” en el panorama de aquellos años?
Ya desde la primera formación,
que era un poquito más ambigua y menos definida que la que se quedó a partir
del segundo disco, nos sorprendió mucho que cayeran tan bien nuestras ideas a
la gente. “¿Pero de verdad os gusta esto tan raro que hacemos?”. Nos sorprendía
un poco. Nunca hicimos las cosas para tener un gran éxito, hacíamos las
canciones a ciegas sin pensar en el negocio y nos parecía un fenómeno un poco
raro que nuestras ideas se volvieran tan populares. Éramos un poco perros
verdes, en el sentido de que no éramos asimilables al sonido movida ni al
sonido metal. Estábamos un poco a nuestra bola, hacíamos las cosas de otra
manera. Tampoco me gustaría ser muy cruel, pero hoy hay una visión de la movida
madrileña, de los 80 en Madrid, que me parece un poquito equivocada. Parece
como que todo lo que se hizo en esos días era maravilloso y va a misa. Creo que
en los 80 se cometieron errores a toneladas, no me da la sensación que yo haya
formado parte de la movida y supongo que a Santi y a Quique tampoco. No éramos
exactamente personajes de la movida. Teníamos nuestros propios intereses y
seguíamos nuestro propio camino. Hoy, después del paso de los años, me parece
que en Madrid te lo podías pasar muy bien, era muy divertido, había muchísimo
ambiente, pero tenía el problema de que pecaba de ser un poco o demasiado
frívolo, demasiado preocupado de las formas, del look, de estar guapo, de
tomarse y beberse todo lo posible y de tener la mayor cantidad de parejas
inestables. Éramos jóvenes y había que divertirse, pero con eso no vas a
conseguir una especie de revolución estética o artística. No soy muy
complaciente con la movida, creo que se han hecho grandes cosas, grandes
canciones, y también mucha basura.
¿Cuándo os disteis cuenta que la clave estaba en la “semilla negra”?
En la génesis del grupo estábamos
muy influidos por todo lo que se hacía en Inglaterra y nos preocupaba más en un
principio aprender lo más lejano de nuestra cultura; es decir, las formas y la
técnica americanas o anglosajonas en general. Pero llegó un momento en el que
empezamos a pensar que el mundo no se acaba en la cultura anglosajona y que hay
corrientes culturales que podían sernos muy enriquecedoras y más propias de
nuestra cultura tradicional. Escuchábamos mucho reggae, empezamos a comprar los
primeros discos de música latina, confiando en darle un pequeño giro
hispanizante a nuestra música. La tradición de la música española está llena de
“veneno” africano, nuestro flamenco parece una música de debajo de Gibraltar y
en todo nuestro folclore hay bastante influencia africana y oriental. El hecho
de que Peter Gabriel y otra serie de artistas intelectuales del momento
apostaran por esa vía nos vino muy bien. Nos interesaba mucho de siempre la
cultura negra dentro de los Estados Unidos, pero podía ser incluso más
divertido y más excitante lo que no había llegado a ser absorbido por la
cultura occidental internacional, es
decir, lo salvaje, lo africano, lo isleño.
Radio Futura - La Canción de Juan Perro (1987)
Radio Futura - La Canción de Juan Perro (1987)
En las maquetas y en el directo de esta reedición se aprecia una
exigencia, una disciplina muy fuerte en los planteamientos de Radio Futura…
Desde luego. Hay que pensar que
tanto Santiago como yo, veníamos de otros terrenos. Santiago tenía la carrera
terminada de Filosofía y a mí lo que también más me preocupaba era mi carrera
frustrada de arquitectura o las artes plásticas. Nos agarrotaba un poco la
responsabilidad de no tener formación musical, el no haber ido a un
conservatorio, a una academia y, por otro lado, siempre habíamos observado o
subrayado el hecho de que cuando ves a un grupo de importación, cuando vienen
los guiris a tocar, parece que estuvieran siguiendo una partitura perfecta.
Nosotros para compensar nuestra carencias en la formación musical, nuestra
solución era tocar las cosas mil veces, dos mil veces, millones de veces, hasta
que quedara perfecto, porque nos preocupaba mucho la idea de ofrecer en el
escenario un sonido y una interpretación incuestionable. Eso lo decíamos todos:
“Hay que sonar como los guiris, hay que tocar como los guiris, hay que hacerlo
bien. Muy bien. Todo lo bien que se pueda” Éramos unos obsesos del ensayo.
Las letras de Radio Futura son un equilibrio entre lo popular, lo
literario y lo misterioso ¿Se echa de menos hoy un mayor riesgo literario en la
música?
Depende de los casos. De repente
conoces un grupo nuevo de producción nacional y el sonido te parece excitante y
atractivo, y vas a por ello, pero las palabras no te dan el nivel suficiente. Un
angloparlante o para una persona bilingüe que conozca bien la música
anglosajona, puede llegar a la misma conclusión: hay mucha música buena,
canciones buenas, pero las letras tampoco son… excepto en el caso de Tom Waits,
Leonard Cohen, Bob Dylan, Jim Morrison y los “X” que nosotros ya sabemos que
son buenos escritores. Lo demás es para salir del paso y tener una canción
“graciosa” digamos. Hay otros artistas donde es más importante el riff, el groove,
la sensación rítmica. Digo esto para no ser demasiado estricto ni demasiado
duro con los escritores españoles. Escribir una buena letra es lo más difícil,
y además nuestro idioma tiene unos sonidos consonantes muy duros, que el inglés
no tiene. Encontrar elasticidad en un verso escrito en español para que te
permita jugar musicalmente es bastante difícil. Me contento con saber que por
ejemplo Hendrik Rover, Quique González, Diego Vasallo y toda una serie de
artistas, que seguramente se me están olvidando ahora, lo hacen bastante bien.
Si nosotros hemos contribuido en eso, es un honor.
Una curiosidad para cambiar de tema. ¿Qué se escuchaba en el cassette
de la furgoneta o en el autobús de gira de Radio Futura en la época de La canción de Juan Perro?
Escuchábamos música muy diversa,
normalmente todo lo vanguardista posible. Recuerdo que oíamos mucho a los Cure,
sobre todo en la primera época, hasta que nos aprendíamos los discos de
memoria. Por ejemplo, un disco que fue una bomba en nuestra furgoneta fue Loco por incordiar de Rosendo.
Intentábamos sobre todo, aprovechando el momento en que los músicos estábamos
juntos, oír música que fuera útil para todos y para la orientación de nuestro
trabajo, y había muchas veces que escuchábamos la misma canción repetida varias
veces porque lo pedía uno u otro miembro del grupo. Siempre tratábamos de
extraer algo, de sacar algún apunte de lo que estábamos oyendo. En general
música inglesa todo lo moderna posible y luego ya otros colores, incluso música
tradicional, discos viejos, jazz…
Cuando se
separó Radio Futura, los proyectos en solitario de cada uno de vosotros fueron
radicalmente distintos ¿Cómo llevábais esas diferencias musicales dentro del
grupo y qué era lo que os unía?
Viendo los trabajos individuales
de cada uno parece que habíamos salido de padres y madres diferentes, pero ese
análisis no sería muy justo porque esos discos los hicimos una vez acabada la
carrera de Radio Futura. Es como si dijeras “estas asignaturas ya las tengo
estudiadas, ahora lo que necesito aprender es más música cubana, más ritmos
brasileños” o más, como en el caso del disco de Enrique y Los Ventiladores, más
sonidos nordeuropeos. Son caminos que parecen muy distintos a primera vista,
pero son hijos del trabajo de todos juntos, del trabajo de Radio Futura. Son
frutos de toda esa labor de estudio de cuando empezábamos.
¿Podrías hablar de esa “labor de estudio?
Es difícil de materializar, no
sabes hasta que punto lo estas consiguiendo o no, pero soñábamos, o
imaginábamos, una música que fuera comparable desde Cure hasta Talking Heads y,
al igual que ellos sacaban elementos de su cultura, queríamos ser capaces
también de explicar un poco de dónde veníamos, cuál era nuestro país y formar
un estilo propio. Aunque estuviéramos persiguiendo la modernidad, que tuviera
raíces en las que agarrarse. Rock and roll, pero hispano.
En el directo de esta reedición se nota al grupo con una actitud y una
energía casi punk. ¿Salíais al escenario conjurados para romper?
Sí. No tomábamos anabolizantes ni
esteroides, pero los últimos momentos en el camerino antes de salir, eran de
alguna manera tensos. No nos gustaba nada la idea de salir al escenario a
bromear, queríamos darlo todo y totalmente en serio. Con toda la precisión posible
en la interpretación pero con la máxima energía. Mucha gente en esos días nos
comentaba la diferencia de lo que era oír el grupo en disco y en directo. En
disco éramos más analíticos, más reflexivos, tratando de definir una especia de forma nueva o que no
conocíamos hasta entonces, mientras que en el directo una vez superado el
trabajo de investigación, digamos, lo que nos interesaba era la energía. Nos
gustaba mucho el directo de los Clash y aspirábamos a algo parecido.
¿En algún momento os sentísteis como un grupo de referencia, incluso
con delirios de grandeza?
Estábamos seguros de que había
grupos más triunfadores que nosotros en lo económico. Llegaban mas alto en las
listas, vendían muchas más cantidades de discos, hubo muchos que lo hicieron,
pero a nosotros en el escenario ninguno nos daba miedo, nos sentíamos capaces
de defendernos en cualquier momento. Como además veníamos sustentados por
nuestro obsesivo trabajo, no es que nos sintiéramos los mejores pero nos
sentíamos muy seguros, muy capaces y no nos daba miedo nada.
Ahora que desgraciadamente ya no está Enrique Sierra con nosotros, ¿os
habéis arrepentido alguna vez de no haberos vuelto a reunir?
No nos hemos arrepentido nunca de
no habernos vuelto a juntar, pero ahora que ya no está Quique… pues claro, todo
cambia, Ahora sí parece que te apetecería corregir la historia, o llevarle la
contraria. Estar con Quique, convivir con Quique, tocar con Quique, lo que sea
con Quique, era un placer. Yo de hecho he seguido trabajando con él en diversos
proyectos. En ese sentido yo no lo he echado tanto de menos, hemos tenido una
relación más o menos continua hasta el último momento. Claro, es lo que pasa,
ahora que no está es cuando dices “¡Ay! Casi que deberíamos haberlo hecho”.
Volvamos a La canción de Juan
Perro. ¿Hay en el álbum alguna canción favorita?
Si eliges una ya sabes que estás
siendo injusto con las demás, pero así a bote pronto, A cara o cruz, aunque también podría haber dicho En un baile de perros. Esto supongo que
cambiará mucho entre Santi y yo. Digamos que siempre mi gusto particular por la
música inglesa, por el sonido Manchester -cuando era joven lo más importante en
el mundo era Joy Division, luego
Magazine, luego los Clash, los Buzzcocks- era importantísimo, hasta que he
madurado y he empezado a buscar valores en otros tipos de música. Por ejemplo,
hoy el artista más importante para mí, para mi panorama musical y el que más me
hace aprender es Richard Hawley. En general, ese tipo de música de autor con
mucha influencia clásica tradicional americana, el rock and roll de los 50, Roy
Orbison, Elvis, Johnny Cash… Todo ese tipo de músicos que recuperan estas
tradiciones me interesan mucho como Micah P. Hinson, Woven Hand o David Bazan y,
en general, todo ellos tienen ciertos devaneos con la música folk. Eso es lo
que ha ocupado mis últimos años.
Radio Futura - En un baile de perros (1987)
¿Cómo fue la grabación de La
canción de Juan Perro en Nueva York?
Nos dio pánico, fue muy difícil
de afrontar. Nuestra idea no era ir allí
a gastar dinero ni a hacernos fotos en lugares exóticos. Teníamos un
plan estricto. Habíamos oído recientemente el disco homenaje a Kurt Weill en el
que participaba Richard Butler, Lou Reed, Tom Waits… Buenísimo. Teníamos una
lista de lo que queríamos, nuestra carta a los Reyes: “Queremos a los Uptown Horns, queremos a
Daniel Ponce, queremos grabar en este estudio o en este”. Sólo dos, no nos
servía cualquier estudio de Nueva York, sólo Electric LadyLand o Sigma Sound, y
lo teníamos así de claro. Los colaboradores los llevábamos en lista, sabíamos
exactamente lo que queríamos, que eso se tenía que hacer allí, y si no
hubiéramos podido por limitaciones económicas o de presupuesto o lo que fuera,
hubiéramos pensado en otro proyecto diferente. No es como cualquier grupo que
dice “me voy a Londres, a ver a quien conozco, a ver qué me sale. Me voy a
Nueva York, me voy a Miami o a Nashville”. No; nosotros queríamos exactamente
ese estudio, exactamente esos colaboradores, teníamos un plan, un guión preciso.
Y la relación con los músicos… Decíamos:
“Bueno, ya verás que cara ponen cuando les digamos que queremos a fulano de
tal. ¿Pero tú que te has creído que eres?”. Y resulta que una vez que llegas allí es todo
lo contrario, no pasa nada porque llames a los Uptown Horns, y además te van a
atender amabilísimos y les parece muy bien. O sea, no te estás saliendo del
tiesto, ni mucho menos. Allí no hay ese culto al ego. Allí la gente tiene las
cosas muy claras, y no tienes que ser el más grande ni el más nada. Todo resultó mucho más fácil, mucho más natural. Acababas tomando
cervezas y contando chistes con gente que tenía de un nivel impresionante.
En el disco en directo
de esta edición están también Javier Monforte, Pedro Navarrete y Oscar Quesada…
Normalmente los chicos que entraban en la banda
pasaban a ser, a partir de la segunda semana, amigos íntimos. Nosotros no
queríamos dos clases sociales dentro del grupo y la convivencia con todos era
al mismo nivel. Con Navarrete era fantástico, porque es un chico estupendo y
éramos compañeros, totalmente compañeros. Monforte también es un tipo culto,
inteligente, preparado musicalmente. Había hecho producciones, tenía un buen
trato personal, una convivencia divertida, agradable, interesante. El caso es
que estando en México, Monforte nos comentó: “Hay aquí un amigo mío tocando, un
batería que me gustaría mucho que lo conocieseis y que lo vierais tocar”.
Llegamos a Madrid, le hicimos una prueba y yo levanté la mano el primero: “¡Este
se queda!”. Tocar con ese hombre era gloria, a ciegas sin mirarlo, pum! No hay
que pensar. Creo que es de los mejores instrumentistas que han pasado por el
grupo. Óscar Quesada era un chico muy discreto, muy tímido, muy suave, con un
trato muy agradable, pero con una manera de interpretar en la batería realmente
impresionante. Creo que es el mejor batería que hemos tenido, técnicamente.
Radio Futura - Annabel Lee (1987)
La
canción de Juan Perro fue
clave en la relación de Radio Futura con Sudamérica…
Somos conscientes de que hemos dejado cierta
huella por ejemplo en Maldita Vecindad o en Aterciopelados, que eran los más
jovencitos de entonces. Pero también íbamos allí a ver si se nos pegaba algo
del espíritu de Charly García, de Spinetta, o de grandes luchadores del rock de
América y, bueno, creo que sucedió. Algo nos trajimos y algo les dejamos
también. En esa época del viaje a México, el slogan que utilizaba la gira fue
usado por nuestra compañía y luego por los medios, e incluso por los medios de
allí: “Rock en tu idioma”. Nuestros discos salían con un sticker que llevaba el slogan y otros discos latinoamericanon
también lo incluían. Era importante formar frente común con los artistas de
Latinoamérica, ellos estaban interesados en rock en nuestro idioma y nosotros
también estábamos luchando por construirlo. Existía ese frente común, queríamos
lo mismo todos, cada uno con la particularidad de las formas de cada proyecto.
La consigna “Rock en tu idioma” nos funcionó muy bien, era tener un arma de
lucha en ese momento.
Háblanos de esta
reedición de La canción de Juan Perro,
del disco de maquetas que incluye…
Fue fruto de las experiencias, sobre todo de la
producción de los dos primeros discos. Música
moderna fue producido por un equipo cerradísimo, en el que tú no formabas
parte en absoluto, con tocar ya te valía. Cuando ya conseguimos ser libres de
Hispavox, nos enfrentamos a un LP autoproducido con medio limitadillos. Entonces,
vistos los resultados, nos dimos cuenta de que el mayor arma que tiene un
artista para garantizar los resultados en un estudio de grabación con un
productor ya a nivel profesional, era llevar el trabajo muy preparado. Hemos
llegado a alquilar estudios pequeñitos, no muy equipados ni muy caros, para
producir maquetas muy reflexionadas y muy elaboradas, que te permitieran llegar
al disco con el trabajo todo lo definido posible para que la producción no
sacara la canción del terreno que tu perseguías. Si tienes la canción poco
definida y se la enseñas a un productor, ¿qué va a hacer?: todo lo que tú no
has hecho. Esa lección la aprendimos en los dos primeros discos. Solución:
preproducir, grabar maquetas muy trabajadas. Ya lo habíamos hecho en discos
anteriores y en La canción de Juan Perro
decidimos no sólo grabar una maqueta en estudio por pistas, reflexionada,
corregida, revisada mil veces. También invitamos a nuestro amigo Joe Dworniak a
que viniera a manejar él los mandos, porque lo iba a producir. Nos servía de
experiencia preparatoria de ensayo general tanto al productor como a nosotros. La
idea era casi resolver el disco en esa grabación con una maqueta muy, muy
elaborada. Yo creo que esto no lo hacía todo el mundo; lo hacíamos nosotros que
éramos unos auténticos enfermos, obsesos.
¿Cómo crees que ha resistido La
canción de Juan Perro el paso del tiempo?
Soy el menos indicado para
contestar esto porque realmente no lo sé. Uno cuando va cumpliendo edad y está preocupado
por el trabajo creativo y por la composición, es muy importante saber qué es
una canción para tres meses de verano y qué es una canción para cinco años,
para diez años o para toda la vida. Las canciones de Billie Holliday son para
siempre, no tienes que corregirlas, ni retocarlas, ni hacer ningún cambio;
están como están y son perfectas. Ahora, desde dentro, el saber porqué la mía
sí sirve y la de otro no… No lo sé. Supongo que tendrá que ver con una cuestión
de trabajo, de esfuerzo, de compromiso… Cuanto más eches a la olla mejor te va
a salir, evidentemente, aunque también el factor suerte interviene.
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