EL GRUPO
Las grandes
rutas de peregrinación como el Camino de
Santiago experimentaron su máximo esplendor durante la Baja Edad Media y fueron quizás el más claro exponente del crisol
cultural de la época. Cristianos, árabes y judíos convivían en la Península
Ibérica en ese especial momento histórico, fomentándose así un intercambio de
ideas constante entre los reinos del norte y el sur dominado por la cultura
andalusí. Los peregrinos, procedentes en su mayoría de las zonas reconquistadas
y de distintas partes de Europa, no fueron ajenos a este fenómeno y
contribuyeron de forma activa al desarrollo de las artes del momento. Entre
esos peregrinos, no faltaban numerosos trovadores y juglares que cantaban,
danzaban y tañían sus instrumentos en los puntos neurálgicos del Camino, convirtiéndolos así en focos de
devoción y, al mismo tiempo, testigos del auge de la música vocal e
instrumental del medievo.
Fieles a
ese espíritu multicultural, presentamos este singular recital para flautas y
percusión. Se trata de un conjunto de danzas de los siglos XIII y XIV, de
diversas procedencias, pero que comparten todas ellas un rasgo en común, su
vivacidad y frescura. A pesar de la gran distancia temporal que nos separa de
estas obras, llama la atención lo cercanas que nos resultan; y esto se produce
básicamente porque la esencia de las mismas radica en su aparente sencillez
formal, similar a la que podemos encontrar actualmente en gran parte del
repertorio de la música tradicional. No obstante, tras esa engañosa simplicidad,
se esconden complejos desarrollos melódicos y una riquísima variedad rítmica
que raramente ha vuelto a repetirse en la música occidental
desde el
fin del medievo.
Al modo de
los músicos peregrinos de entonces, haremos un recorrido por la España y Europa
medieval, pues interpretamos algunas famosas estampidas italianas y francesas,
pero añadimos también piezas sefardíes y andalusíes de origen peninsular, así
como una danza de devoción mariana del Llibre
Vermell y el estreno, en su versión instrumental, de una cansó que el trovador
Guiraut Riquier compuso estando en
la corte de Alfonso X el Sabio.
LA ENTREVISTA
¿Cómo y por qué surge la idea de crear el proyecto Eloqventia para hacer
música de inspiración y raíces de la baja Edad Media?
Es algo que lógicamente no surge
de repente. Los integrantes de Eloqventia ya conocíamos la música medieval
antes de crear el grupo, pues todos hemos colaborado con otras formaciones que
interpretan ese repertorio, pero considerábamos que todavía se podían aportar
muchas cosas acercándose al mismo con una mirada más actual y quizás menos
ortodoxa. Siendo fieles a la corriente historicista y a las pautas que nos proporciona
la musicología moderna, tratamos de dejar un espacio fundamental a la
improvisación y a las aportaciones personales; algo que, sin duda, ayuda a
enriquecer este repertorio como ningún otro. A medida que retrocedemos en el
tiempo (en nuestro caso, como mínimo seis siglos) la especulación y la incertidumbre
a la hora de abordar la recreación musical van aumentando y, por tanto, el
margen otorgado al intérprete es mayor.
¿Cuántas horas diarias se pueden llegar a dedicar al estudio de este
tipo de música? ¿Cuál es el panorama actual para un músico de vuestras
características?
Realmente todos somos músicos de
formación clásica y colaboramos con agrupaciones especializadas en Renacimiento,
Barroco e incluso música Folk. Actualmente, casi todas las formaciones como la
nuestra se reúnen exclusivamente por proyectos, pues es difícil encontrar
especialistas de instrumentos “antiguos” que vivan en la misma ciudad, y además
las plantillas varían en función de las necesidades del programa a interpretar.
Tras horas y horas de estudio individual, llega el momento de los ensayos generales
poco antes del concierto, con el fin de poner en común y compartir todo ese
trabajo personal que cada uno ha desarrollado previamente en su casa.
Teniendo en cuenta los recortes
brutales que se están aplicando al mundo de la cultura, el panorama para
cualquier intérprete actualmente es muy complejo. Está claro que cada vez
resulta más difícil vivir exclusivamente de tocar. En Eloqventia, hay músicos
que pueden permitírselo porque tienen un volumen suficiente de actuaciones pero
otros combinamos la actividad concertística con la docencia.
En más de una ocasión oímos que el instrumento es un órgano más del
músico. ¿Qué pensáis al respecto? ¿Cómo se transmite sin hablar con palabras en
un concierto?
Obviamente, el intérprete debe
sentir la música a través del instrumento que utiliza y dominarlo técnicamente
si quiere transmitir ese sentimiento al público. En nuestro caso, al tratarse además
de réplicas de instrumentos medievales, tenemos la oportunidad de experimentar
con ellos de un modo autodidacta hasta conseguir sacarles el máximo partido,
pues muchos son poco conocidos (cuerno, flauta doble, campanas) y, por tanto,
carecen de una metodología o técnica de estudio preestablecida.
¿Hay diferencias entre un músico profesional dedicado a la música
clásica y un músico profesional dedicado a la música ligera?
Los circuitos en los que se
mueven son obviamente distintos y las condiciones de trabajo también suelen
variar pero, como comentaba antes, la situación actual para el músico freelance
es muy difícil en general, independientemente de si se dedica al repertorio
clásico o no. Los recortes están afectando por igual a las programaciones de
ciclos y festivales de todo tipo de música y eso, en definitiva, supone menos
trabajo para los profesionales del sector.
¿Qué podemos disfrutar en uno de vuestros conciertos, como por ejemplo,
en el próximo que vais a ofrecer próximo 15 de Diciembre de 2013, en la iglesia
de San Justo en Segovia?
Uno de los mayores atractivos del
programa que vamos a tocar en Segovia es la variedad tímbrica y la diversidad
de sonoridades, algo que suele sorprender al público pues, a pesar de estar sólo
dos intérpretes en el escenario, utilizamos y combinamos numerosos instrumentos,
tanto de viento (flautas, gemshorn, nay, flauta doble, albogue) como de
percusión (darbukas, panderos, panderetas, campanas, salterio), logrando así
una amplia paleta de colores sonoros. Desde el punto de vista del repertorio,
se trata de un recorrido por la España medieval en el que se podrán escuchar
danzas de origen cristiano, árabe y sefardí, como reflejo del crisol cultural
de la época.
¿Podéis contarnos alguna anécdota en algún concierto? ¿Cuál es el sitio
más exótico donde habéis actuado?
Un sitio que nos resultó bastante
exótico fue el café del Konzerthaus de Berlín. El año pasado tuvimos la oportunidad
de participar en la Biennale für Alte Musik que se celebra en la capital alemana
y uno de los pases lo hicimos en el Musikclub. Para músicos como nosotros, que
pertenecemos a un ámbito más clásico, fue extraño actuar delante de gente que
estaba, al mismo tiempo, en sus mesas tomándose
un café, una caña, un gin-tonic... Pero lo cierto es que la atención y el
respeto por parte del público fue sorprendente y la experiencia muy
enriquecedora, pues la libertad que proporciona un ambiente tan distendido, te
permite arriesgar más en la interpretación. Ojalá en España se apostase también
por este tipo de conciertos “clásicos” en espacios poco habituales.
En muchas ocasiones se echa en falta la presencia de público joven en este
tipo de música ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué se puede hacer?
En realidad no creo que falte
público joven en los conciertos de música antigua. Por un lado, la curiosidad
de ver y escuchar instrumentos desconocidos y, por otro, la accesibilidad de un
repertorio que siempre resulta fresco y al mismo tiempo cercano a la estética
actual, logra captar la atención del público, independientemente de su edad. El
problema es que no se organizan suficientes conciertos y hay que mejorar además
la promoción de los mismos dirigida a los más jóvenes, para lo cual considero
fundamental que se establezcan relaciones de colaboración entre las entidades dedicadas
a la interpretación musical (orquestas, coros, festivales, auditorios, etc.) y
los colegios de primaria y secundaria, ya que en ellos se encuentra nuestro
potencial público del futuro.
¿Cuáles son vuestros planes para el resto del 2013 y comienzos del 2014?
¿Algún concierto importante? ¿Festivales? ¿Salidas al extranjero? ¿Garbar un
disco, quizás?
El 2014 no se presenta todo lo
bien que desearíamos desde el punto de vista de conciertos pues, de momento, contamos
con pocas fechas confirmadas. No obstante, tendremos el privilegio de
participar en dos de los festivales de música antigua más importantes que se
celebran hoy en día a nivel europeo, como son el Festival de Sevilla y el
Musikfestspiele Potsdam Sanssouci. Además, vamos a grabar nuestro primer disco
el próximo mes de enero, por lo que comenzaremos el año a tope.
¿Creéis que el mundo digital va a acabar con el mundo de la música tal
y como lo conocemos hoy en día? ¿Cuál crees que es el futuro del músico?
Es probable que en un futuro
próximo vayan desapareciendo los soportes físicos que hemos utilizado hasta
ahora para escuchar música o que queden reducidos a objetos de culto para
melómanos y coleccionistas. En cualquier caso, eso no debería suponer un mayor problema
para los músicos. Está claro que, por lo menos en nuestro ámbito, las
grabaciones no se hacen para vender miles de copias y forrarse con ello, sino con
el objetivo de promocionar el trabajo realizado y conseguir más conciertos que
es, en definitiva, de lo que vive el intérprete. En ese sentido, el mundo
digital y las nuevas tecnologías abren canales de difusión a través de redes
sociales, etc. que debemos aprovechar al máximo.
¿Cuál ha sido vuestro mejor momento / recuerdo en la música?
Supongo que cada miembro de
Eloqventia tendrá los suyos a nivel personal, para mí, como director y alma
mater del proyecto, uno de los momentos más emotivos y especiales ha sido, sin
duda, la reciente presentación del grupo en León, mi ciudad. Con una catedral
repleta de público (entre el que se encontraban familiares y numerosos amigos y conocidos de la infancia),
tuvimos el grandísimo honor de estrenar en tiempos modernos una pieza inédita
(un Canto de Sibila) del propio archivo catedralicio, que llevaba siglos sin
oírse. Rescatar repertorio tan antiguo es una experiencia única que pocas veces
se vive en la carrera de un músico.
¿Creéis que la música de raíces vuelve a estar de moda?
No soy demasiado partidario de
poner etiquetas a los distintos géneros musicales pero, si por música de raíces
entendemos la tradicional, con la gran diversidad de folklores que eso
conlleva, no creo que haya estado nunca pasada de moda, aunque sí es verdad que
últimamente está cobrando más importancia ligada, sobre todo, a la tendencia
actual de fusionar estilos. En cualquier caso, para nosotros la música
tradicional, no sólo europea sino también de las civilizaciones orientales, es
una fuente constante de inspiración y de información desde el punto de vista
musicológico, pues en el folklore es, sin duda, donde mejor se han conservado
las tradiciones interpretativas a lo largo de los siglos.
ELOQVENTIA
Laili Djan (Fundación Juan March, Madrid, Febrero 2013)
Alejandro Villar (faluta) y David Mayoral (percusión)
MISCELÁNEA
¿Podríais recomendarnos…
...un libro?:
La Metamorfosis (1915) de Kafka.
...una película?:
Mystic River (2003) de Clint Eastwood.
...una canción?:
La Llorona (tradicional mexicana)
...un álbum?:
Delight in Disorder (2009) de Pedro Memelsdorff y Andreas Staier.
...un solista?:
Philippe Jarousski.
Gracias por tu tiempo y encantado de hablar contigo.
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